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“La ansiedad requiere de nuestra atención: no existe si no se la mira; no se construye sin arquitecto. No es algo que previamente existiese. El miedo necesita un combustible para seguir con vida, y, aunque no lo creamos, mientras no manejamos nuestra mirada interior le estamos dando toda la madera que necesita”.

“La ciencia ha rescatado este tipo de técnicas, despojándolas del aspecto religioso e ideológico y ha valorado su importancia y utilidad en el ámbito de la psicología y la psiquiatría modernas. La neurociencia nos ha proporcionado una extraordinaria manera de observación que nos ha permitido comprender cómo funcionan estos métodos, corroborando los enormes beneficios que estos tienen sobre la salud mental y física”.

“Tenemos en nuestro poder un instrumento poderosísimo que puede volverse en contra, por lo que es imprescindible aprender su funcionamiento y adquirir las habilidades necesarias para utilizarlo y no, como suele ocurrir, que sea la mente la que nos acabe utilizando”.

“No somos muy conscientes de hasta qué punto los mensajes, las reglas verbales, van a influir en nuestra percepción de la realidad”.

“Una de las ventajas que se han observado en el desarrollo de la plasticidad cerebral es que, a mayor diversidad y número de conexiones corticales, aumenta la capacidad para aprender y generar nuevas soluciones a problemas que se pueden presentar en el día a día. Y si nuestro cerebro está continuamente creando nuevas conexiones y evolucionando, ¿cómo le afecta entonces el lenguaje? ¿Qué efectos tienen las palabras, frases y conversaciones en nuestro cerebro?”

6. Cultivando la atención

Lo primero que podemos aprender es la ansiedad en si no existe si no se la mira. La atención y la capacidad de focalizarla no solo ha sido objeto de interés de la psicología, sino de muchas otras disciplinas. Sin embargo, resulta de especial interés entender cómo podemos tener, con el entrenamiento adecuado, la capacidad de no identificarnos con nuestros pensamientos y emociones, y a la vez proporcionar herramientas que ayuden a desactivar la ansiedad.

7. El lenguaje interno

No somos conscientes de que la mayoría de nuestros estados de ánimo y emociones provienen de los mensajes que nos dirigimos a nosotros mismos. La relación con la realidad está mediada continuamente por el lenguaje que utilizamos para describirla. Aprender a entender esta poderosa herramienta tiene un efecto directo sobre nuestra percepción acerca del mundo supone entender las reglas verbales que sostienen el miedo y la ansiedad.